abril 12, 2010 0 comentaron

volar

Si pudiera volar, caminaría. Como puedo caminar, imagino que vuelo, y mientras me someto al deseo de libertad pienso en lo tedioso que sería mover las alas en sincronía para no caer y sentir todo el tiempo el viento agresivo colándose entre los vellos e irritándome los ojos. Entonces me convenzo que volar no es una solución, ni el escape perfecto sino sólo un modo más de sentirse miserable.
abril 11, 2010 0 comentaron

llorar a lágrima viva

Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.

Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.


Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.

Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Oliverio Girondo



 
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