Ojalá pudiera seguir viéndote andar
lentamente, cansado,
harto de irte pero también de quedarte.
Ojalá pudiera escucharte gritar
y reír, y llorar,
una y otra vez mientras me marcho.
Ojalá el tiempo fuera piadoso y te quedaras conmigo
una, dos, cientos de vidas.
Pero no pasará. Un día partirás sin decir nada
porque está escrito, simplemente,
porque así será.