Huir ya del espantapájaros.
Correr con los pies desollados,
abriéndose paso entre las sombras
con los ojos; las manos entumecidas.
Escapar siempre hacia el frente,
aspirando lo negro.
Andar con paso firme y descuidado.
Lavarse las manos con
el agua pestilente del ayer.
Mezclarse entre la gente,
esconder las pajas y el sombrero.
Partirse en dos
… y volver a huir.
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