Porque en cuanto las cosas cambian,
el reloj se posiciona de nuevo en las 2 a.m.
que ya no son las dos, sino las tres,
puesto que no somos los mismos pero sí,
somos los de ayer reflejados en el hoy
que a se vez se reflejará mañana.
Las tres con uno.
De un brinco la tierra giró
una veinticuatroava parte de su cirunferencia
...sin moverse.
Y miro el reloj mientras en eco
las manecillas danzan su monótona traslación.
Qué cosa más ambigua es el reloj
tan inmóvil, tan inútil,
tan pendiente de mi vida y a su vez,
desentendido de ella
pues su corazón sólo genera un tic-tac mecánico
que poco a poco desaparece
cuando es reemplazado por su hermano de arena.
Manosea a su novia en pleno metro y lo graban*
Hace 7 años.
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