Este espacio estuvo abierto y muy activo durante algunos años. Cuestiones de mudanzas físicas, anímicas y mentales limitaron mi tiempo e intención, consciente al menos, para escribir; pero hechos recientes me han llevado a volver a tomar la pluma para poner el dedo en la llaga y reclamar situaciones y emociones que ya estaban ahí pero que no había aprendido a nombrar, entender o validar.
Pon una hoja tierna de la Luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver [...] Para los condenados a muerte y para los condenados a vida no hay mejor estimulante que la Luna en dosis precisas y controladas.