febrero 28, 2008

rousse

Sobre las palmas secas apenas alumbradas por el sol de la mañana se dibujaron círculos escarlata, por aquí y por allá se extendían, sin patrón ni guía iban tiñéndolo todo a su paso. Corrían espantados los ajolotes a refugiarse en medio de los juncos que a su vez, aun húmedos a la mitad de su altura, se secaban y torcían endebles al paso del viento. Con su mano blanca intentó limpiar las sandalias en la ribera, mas cuando en la nuca sintió un golpe húmedo miró hacia arriba para encontrarse con otras pupilas sin reflejo de que manaban redondas y pesadas gotas que se precipitaban ensanchando el río.

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