Esta noche he soñado que nos veríamos de nuevo, había recibido uno de esos mensajitos curiosos que acostumbras enviar.
Al despertar volví a sentir el frío de dejar el alma recostada en el otro lado de la cama mientras el cuerpo se anima solo a levantarse y caminar. Qué frío se siente esta mañana...
Pon una hoja tierna de la Luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver [...] Para los condenados a muerte y para los condenados a vida no hay mejor estimulante que la Luna en dosis precisas y controladas.
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