enero 01, 2008

dudas

Afortunadamente a mí nunca nadie me ha prometido nada. No acepto promesas ni regalos como empeño; sólo personas, hechos y algunos dichos... (¿de qué podría servirme un objeto cualquiera cuando las memorias de sentimientos, pensamientos y palabras se evocan en un segundo con la misma vivacidad con que fueron creadas?)

No veo para qué despedirse si a veces no se es capaz ni de saludar, ni veo para qué alguien haya de culpar a otro por sus propios desastres, ni sé qué necesidad hay de complicar las cosas, de buscar a alguien a destiempo, o de creer que se hace lo correcto cuando nisiquiera se puede ver qué es eso, ni por qué haya de haber secretos entre amantes o mentiras entre amigos o necesidad de mirar atrás; no veo por qué el sarcasmo deba abrirse paso frente a la honestidad, ni por qué se dicen cosas que después se han de desdecir, abandonar o mutilar... en fin, ¿por qué no piensas si esto es lo que quieres y empezamos por hacer las cosas bien para variar?

0 comentaron:

 
;