octubre 19, 2008

ladrón que roba a ladrón

Hace unos días salió a la luz la nota en que un ladrón de residencias (en el más nice sentido de la palabra) había sido capturado in fraganti por miembros de la policía. Se decía que años atrás había sido igualmente capturado (de modo ficticio y arreglado según el propio Efraín Alcaraz, alma de Robin Hood azteca) y dejado en libertad. El hombre, pleno conocedor de su oficio, en las entrevistas viejas y esta última decía "no señor, yo nunca he sido ratero, soy ladrón" Cabe destacar que aunque podría pasar por vendedor de cualquier cosa, obviamente con un grado de estudios elemental, resultó ser más astuto que los astutos pues dudo que cualquiera se hubiera atrevido a planear siquiera, ya no digamos llevar a cabo, el robo a la residencia del famosísimo José López Portillo, ese que en una escena muy conmovedora proclamaba su defensa al peso como un perro. Sin embargo, ni su mismo perfil canino y canalla pudo evitar el saqueo de su humilde morada ni la de su colega y amigo Luis Echeverría, entre otros célebres próceres de la nación.

Hay que admitir que su fama crece al formar parte de las primeras planas de los diarios y otros medios, sin embargo, lo que resulta curioso y paradójico es que este hombre, consciente y de buen corazón, pues no robó a quien no tenía (el Carrizos dixit), resultó ser un fregón en su oficio pues según las notas periodísticas es admirado, todo un ídolo en los círculos del hampa; y cuya deslumbrante y próspera carrera iniciada alrededor de sus veintes, haya pasado por alto los altos grados educativos de los dueños ofendidos, medios de vigilancia sofisticados de las viviendas y métodos de impartición de justicia, a su placer.

Siendo dichos priístas algunos de los más tradicionales y queridos personajes nacionales por su búsqueda del bien común mediante la represión y devota entrega al cuidado de la moneda mexicana (en su poder, obviamente), provoca ternura la idea de robar al que tiene para devolver esos bienes a quienes más lo necesitan (el Carrizos, por supuesto, parte de la cifra de mexicanos natos y población económicamente "activa"), y lo que es aún mejor, encontramos el ejemplo perfecto para el "ladrón que roba a ladrón…"

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