noviembre 09, 2009

rencores añejos

No sé por qué algunas personas pasamos la vida cargando basura durante años. Aterrizando: ¿por qué rayos me da por hacerme añicos el cerebro pensando estupidez y media cuando a estas alturas, ni el acto ni los actores merecen mayor atención que la del reojo? Es la necedad la que me permite siempre quedar amarrada al pasado lejano. Cuanto más lejano, mejor. Así, sigo esperando que aparezca ese remedo masculino de la muñeca reina en alguna calle de cualquier ciudad que piso; o que se muera ese ser indeseable que he hecho sentir basura, como decía un hombre adorable, mentándosela con una sonrisa (porque sabe lo que significa, o al menos lo tiene como una sugerencia); o espero, ya en el peor de los casos, que aquéllos recuerdos imborrables pero un poco borrosos me perdonen el intento de guardarlos en el bolsillo de los pantalones que algún día volveré a teñir.


Si los días de libertad son tan sublimes, si las cosas más hermosas de la vida se dan sin pedir, si siempre tengo un amigo esperando darme un abrazo, ¿por qué diantres sigo cargando rencores añejos?

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