agosto 18, 2007

mis sombras de ti

Con el dedo medio presiono la placa hacia la derecha. Una chispa proveniente de la lámpara se apaga casi al mismo tiempo de haber encendido. En el fondo de la habitación un concierto de sombras se funden con las nuevas que surgen en toda el área empujándose unas a otras. Por un segundo logro vislumbrar la habitación en la plenitud de sus dimensiones. Los muebles y la ropa tirada sobre el baúl se tiñen de un color ámbar que me hace regresar a los años viejos con falta de energía eléctrica. Poco a poco va desvaneciéndose la tenue luz naranja y abre paso a la temible oscuridad que consume todo a su paso y así, lentamente, las sombras de ti, de tu piel, de tu olor van saliendo del umbral, de las cortinas y en el momento en que la penumbra, apenas recortada por la luz de la luna llena, se apodera de mi intimidad y me despoja de todo prejuicio, se acercan a mí para colarse una a una entre las sábanas bajo las que, cada noche, a oscuras, rehacemos una y mil sombras.

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